martes, 17 de septiembre de 2013

10. Pos vanguardismo.

El pos vanguardismo acusa a los vanguardistas de que se evaden de la realidad y se aíslan. También de que se conformaron con cambiar sólo las formas de los movimientos anteriores. (En poesía, la vanguardia rechaza la rima y la métrica). Los pos intentan cambiar la realidad e impulsan a ello en su poesía, para ello recurren a temas de la vida cotidiana e incitan a cambiar la realidad en que se vive, aunque tienen una visión pesimista sobre los resultados. Usan el humor y la crítica a los sucesos de su entorno, y tienen marcada conciencia social.

Principales representantes:

Octavio Paz nació el 31 de marzo de 1914 en tiempo de la Revolución Mexicana. Fue criado en Mixcoac, una población cercana que ahora forma parte de la ciudad de México. Lo cuidaron su madre, Josefina Lozano, su tía Amalia Paz Solórzano y su abuelo paterno, Ireneo Paz (1836-1924); este un soldado retirado de las fuerzas de Porfirio Díaz, intelectual liberal y novelista. Su padre, Octavio Paz Solórzano (1883-1936), el menor de siete hermanos, trabajó como escribano y abogado para Emiliano Zapata; estuvo involucrado en la reforma agraria que siguió a la Revolución, fue diputado y colaboró activamente en el movimiento vasconcelista. [][][]Todas estas actividades provocaron que el padre se ausentara de casa durante largos periodos. En 1954, Paz tuvo «una participación muy estrecha en la fundación de la Revista Mexicana de Literatura", influenciada "políticamente con la idea de la llamada 'tercera vía', que significaba ni con la izquierda, ni con la derecha. Esta idea venía de París, con León Blum».[6] El primer número fue el de septiembre-octubre de 1955, y contó con el apoyo de Paz hasta que 4 años más tarde éste regresó a Europa.
Experimentación e inconformismo pueden ser dos de las palabras que mejor definen su labor poética. Con todo, Paz es un poeta difícil de encasillar. Ninguna de las etiquetas adjudicadas por los críticos encaja con su poesía: poeta neo modernista en sus comienzos; más tarde, poeta existencial; y, en ocasiones, poeta con tintes de surrealismo. Ninguna etiqueta le cuadra y ninguna le sobra, aunque el mismo Paz reconoció que en su formación estaban más cerca de los libertarios".


Pablo Neruda, de nacimiento Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julio de 1904Santiago, 23 de septiembre de 1973), fue un poeta chileno, considerado entre los mejores y más influyentes artistas de su siglo; «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma», según Gabriel García Márquez.[1] También fue un destacado activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia. Entre sus múltiples reconocimientos destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. «Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él», ha escrito el crítico literario Harold Bloom,[2] quien lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos En 1924 publicó su famoso Veinte poemas de amor y una canción desesperada, en el que todavía se nota una influencia del modernismo. Posteriormente se manifiesta un propósito de renovación formal, de intención vanguardista, en tres breves libros publicados en 1926: El habitante y su esperanza, Anillos (en colaboración con Tomás Lago) y Tentativa del hombre infinito.

En 1927, comenzó su larga carrera diplomática siendo cónsul en Rangún, Birmania, desde donde se desarrolla un notable epistolario con el escritor argentino Héctor Eandi. Será luego cónsul en Sri Lanka, Java, Singapur, Buenos Aires, Barcelona y Madrid. En sus múltiples viajes conoció en Buenos Aires a Federico García Lorca y en Barcelona a Rafael Alberti. Pregonó su concepción poética de entonces, la que llamó "poesía impura", y experimentó el poderoso y liberador influjo del surrealismo. En 1935, Manuel Altolaguirre le entregó a Neruda la dirección de la revista Caballo verde para la poesía, en la cual fue compañero de los poetas de la Generación del 27. Ese mismo año apareció la edición madrileña de Residencia en la tierra.

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