Lírica popular: Formada por villancicos, canciones
de la lírica tradicional castellana y romances, también tradicionales
(Romancero nuevo) Es una lírica de lenguaje claro y sencillo.
Lírica culta: Formada por dos corrientes el
conceptismo y el culteranismo.
Estos tipos de lírica intentan sorprender al lector
con un objetivo: conseguir la belleza y la sorpresa. Los dos tienen en común la
dificultad y el rebuscamiento a la hora de escribir, pero los culteranos se
dirigen más a la sensibilidad y los conceptistas a los sentimientos.
Principales Representantes
Baltasar
Gracián y Morales (Belmonte de Gracián, Calatayud, 8 de enero de 1601-Tarazona, Zaragoza, 6 de
diciembre de 1658) fue un escritor español del Siglo de Oro que cultivó la prosa didáctica y
filosófica. Entre sus obras destaca El Criticón —alegoría de la vida humana— que constituye una
de las novelas más importantes de la literatura española, comparable por su
calidad al Quijote o La Celestina.
Su producción se adscribe a la corriente literaria
del conceptismo.
Forjó un estilo construido a partir de sentencias breves muy personal, denso,
concentrado y polisémico, en el que
domina el juego de palabras y las asociaciones ingeniosas entre estas y las
ideas. El resultado es un lenguaje lacónico, lleno de aforismos y capaz de expresar una gran riqueza
de significados.
El pensamiento de Gracián es pesimista, como
corresponde al periodo barroco. El mundo es un
espacio hostil y engañoso, donde prevalecen las apariencias frente a la virtud y la verdad. El hombre es un
ser débil, interesado y malicioso. Buena parte de sus obras se ocupan de dotar
al lector de habilidades y recursos que le permitan desenvolverse entre las
trampas de la vida. Para ello debe saber hacerse valer, ser prudente y
aprovecharse de la sabiduría basada en la experiencia. Incluso disimular y
comportarse según la ocasión.
Todo ello le ha valido a Gracián ser considerado un
precursor del existencialismo y de la postmodernidad.
Influyó en librepensadores franceses como La Rochefoucauld y más tarde en la filosofía de Schopenhauer. Sin embargo, su pensamiento vital es inseparable de la conciencia de una España en decadencia, como se advierte en su
máxima «floreció en el siglo de oro la llaneza, en este de yerro la malicia».
Principales obras:
El Comulgatorio
El Héroe
El Héroe
Francisco de Quevedo nació en Madrid en el seno de una familia de
hidalgos provenientes de la aldea de Vejorís (Santiurde de Toranzo), en las
montañas de Cantabria. Fue bautizado en la parroquia de San Ginés el 26 de
septiembre de 1580. Su infancia transcurrió en la Villa y Corte, rodeado de
nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio. Su
madre, María de Santibáñez, era dama de la reina, y su padre, Pedro Gómez de
Quevedo, era el secretario de la hermana del rey Felipe II, María de Austria.
Huérfano de padre a los seis años, le nombraron por tutor a un pariente lejano,
Agustín de Villanueva. En 1591 falleció su hermano Pedro. Pasó al Colegio
Imperial de la Compañía de Jesús, en lo que hoy es el Instituto de San Isidro
de Madrid,y estudió Teología en Alcalá sin llegar a ordenarse, así como lenguas
antiguas y modernas. Durante la estancia de la Corte en Valladolid parece ser
que circularon los primeros poemas de Quevedo, que imitaban o parodiaban los de
Luis de Góngora bajo seudónimo (Miguel de Musa) o no, y el poeta cordobés detectó
con rapidez al joven que minaba su reputación y ganaba fama a su costa, de
forma que decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedo le contestó y ese
fue el comienzo de una enemistad que no terminó hasta la muerte del cisne
cordobés, quien dejó en estos versos constancia de la deuda que Quevedo le
tenía contraída.
Francisco de
Quevedo retratado a los diecinueve años por Francisco Pacheco en su Libro de
descripción de verdaderos retratos, ilustres y memorables varones.
Musa que sopla y no inspira
y sabe que es lo traidor
poner los dedos mejor
en mi bolsa que en su lira,
no es de Apolo, que es mentira.
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