Es una época de cambios fundamentales en el
pensamiento, la estructura social y la investigación del mundo. A pesar de
considerarse una etapa de oscurantismo, la Edad Media se caracteriza por la
educación de sus monjes, quienes fueron guardianes de bibliotecas,
las investigaciones de los alquimistas (científicos de la época) y la vitalidad
de las manifestaciones culturales populares.
Principales Representantes.
Gonzalo de Berceo (Berceo c. 1197 - antes de 1264) fue un
escritor español del llamado «mester de clerecía».
Una estrofa del
manuscrito de París del Libro de Alexandre, la 2675, suministra valiosa
información sobre Gonzalo de Berceo:
Si queredes saber
quién fizo esti dictado, / Gonçalvo de Berceo es por nombre clamado, / natural
de Madrid, en San Millán criado, / del abad Juan Sánchez notario por nombrado.
Esto lo confirma
dos veces el propio Gonzalo de Berceo al comienzo de su Vida de San Millán de
la Cogolla (3c, «el barrio de Verceo Madriz li yaz present'» y 19b, «en Verceo
fui nado, cerca es de Madriz»). Madrid, en efecto, era una aldea cercana a San
Millán de la Cogolla situada en la orilla del río Cárdenas y lindante con el
pueblo de Berceo, en la actual provincia de Logroño. Por tanto, el riojano
Gonzalo de Berceo se educó en el cercano monasterio de San Millán de la Cogolla
("en Sant Millán de Suso, fue de niñez criado") y llegó a ser un
clérigo secular que trabajó primero como diácono (1221) y luego como preste o
presbítero (1237), maestro de los novicios y, según Brian Dutton, notario en
efecto del abad Juan Sánchez (1209-1253), en el citado monasterio de San Millán
de la Cogolla. Tuvo un hermano que, como él, era también clérigo. Recibió una
educación muy esmerada, pues se formó entre 1222 y 1227 en los recientemente
creados estudios generales (un antecedente medieval de las modernas
universidades) de Palencia, los primeros que hubo en España y fundados por el
obispo don Tello Téllez de Meneses que Berceo nombra en sus obras; allí había
cuatro cátedras: Teología, Derecho Canónico, Lógica y Artes (gramática), por lo
que el futuro poeta recibió una formación novedosa y muy superior a la de los
otros eclesiásticos de su mismo nivel. Sin embargo, a principios del siglo
XIII, el monasterio de San Millán atravesaba un periodo de decadencia de su
antiguo esplendor, que el poeta intentó combatir con sus escritos; debió
fallecer ya a mediados el siglo XIII, después de 1264.
Sus obras
narrativas y didácticas en verso tratan siempre sobre tema religioso, y están
constituidas fundamentalmente por hagiografías, esto es, biografías de los
santos, en especial aquellos a los que se rendía culto en los monasterios con
los que estuvo vinculado: la Estoria de sennor San Millán, la Vida de Sancta
Oria, virgen y La vida del glorioso confesor Santo Domingo de Silos, por
ejemplo. Su obra maestra es, sin embargo, los Milagros de Nuestra Señora. Otras
obras suyas son El duelo que fizo la Virgen María el día de la Pasión de su
fijo Jesu Cristo, Del sacrificio de la Misa, De los signos que aparecerán ante
del Juicio, el Martiryo de Sant Laurencio, los Loores de Nuestra Señora y tres
Himnos, dedicados a Jesús, el Espíritu Santo y la Virgen.
Sus obras se pueden
dividir en tres grupos:
Obras sobre la
Virgen María: Loores de Nuestra Señora, Duelo que fizo la Virgen y Milagros de
Nuestra Señora.
Vidas de santos:
Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos, Poema de Santa Oria y
Martirio de San Lorenzo.
Obras doctrinales:
De los signos que aparecen antes del Juicio Final y Del sacrificio de la misa.
Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio (Toledo, 23 de noviembre de
1221 – Sevilla, 4 de abril de 1284), fue rey de Castilla entre 1252 y 1284.
A la muerte de su
padre, Fernando III el Santo, reanudó la ofensiva contra los musulmanes,
ocupando Jerez (1253) y Cádiz (c. 1262). En 1264 tuvo que hacer frente a una
importante revuelta de los mudéjares de Murcia y el valle del Guadalquivir.
Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al trono del Sacro Imperio Romano
Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener
éxito alguno. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos,
debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de su
primogénito, Fernando de la Cerda, y la minoridad de sus hijos, lo que
desembocó en la rebelión abierta del infante Sancho y gran parte de la nobleza
y las ciudades del reino. Alfonso murió en Sevilla durante el transcurso de
esta revuelta, no sin antes haber desheredado a su hijo Sancho.
Llevó a cabo una
activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda,
concediendo numerosas ferias y reconociendo al Honrado Consejo de la Mesta.
También es
reconocido por la obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada
por su escritorio real. Alfonso X patrocinó, supervisó y a menudo participó con
su propia escritura y en colaboración con un conjunto de intelectuales latinos,
hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la
composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa
en castellano.
En 1935, se le
reconoce como astrónomo nombrando en su honor al cráter lunar «Alphonsus».
La educación de Alfonso
fue esmerada; el monarca tenía una gran sed de saber y un gran respeto a la
cultura porque su madre, Beatriz de
Suabia, era de hecho una erudita que, cuando quedó huérfana de ambos
padres se instruyó en la culta corte siciliana de Federico II Hohenstaufen, futuro emperador
del Sacro Imperio, que protegió y fomentó la ciencia y la cultura y en 1224
fundó la Universidad de Nápoles. Un retrato de
Alfonso el Sabio que subraya la pasión real por los conocimientos heredada de
su madre lo ofrece el Libro de los judizios (3a, 1-22):
En este nuestro tiempo Dios nos denó dar señor en tierra conocedor de
derechuría e de todo bien, amador de verdat, escodriñador de sciencias,
requiridor de doctrinas e de enseñamientos, qui ama e allega a sí los sabios e
los que s’ entremeten de saberes e les faze algo e mercet, porque cada uno
d’ellos se trabaja espaladinar los saberes en que es introducto, e tornarlos en
lengua castellana a laudor e a gloria del nombre de Dios e a ondra e en prez
del antedicho señor, él qui es el noble Rey do Alfonso […] qui sempre desque
fue en este mundo amó e allegó a sí las sciencias e los sabidores en ellas e
alumbró e cumplió la grant mengua que era en los ladinos por defallimiento de
los libros de los buenos filosofos e provados.
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